La
plaza de la República está atestada de gente. El rugir de las camionetas es tapado por el griterío que anima incesablemente a los milicianos.
El vehículo empieza
a vibrar y a moverse lentamente entre la multitud. Miro a mi alrededor y no
encuentro a Miguel. Por mucho que lo busco no consigo localizarlo. Esta vez me
marcho con el batallón Ruesca-Taíno para contar sus andanzas por tierras
turolenses. Viajaré con los milicianos para sobrevivir al hambre y al intenso frío
de Teruel. Esperaré en las trincheras para sorprender al enemigo y entraré a
la capital aragonesa, junto a ellos para, semanas más tarde, abandonarlo y dirigirnos hasta el
río Alfambra.
Después
de un breve descanso, empiezo a recorrer un nuevo camino. Una nueva aventura. Mientras
trabajo en la futura publicación de mi primera novela, La Guerra de los Dos Senderos, debo seguir los pasos del batallón. Por delante me queda otro largo
viaje de descubrimientos intentando averiguar las andanzas del Ruesca-Taíno que
partió formando parte de la Columna de Hierro y de la que volvieron unos pocos
afortunados. Espero anunciar, cuanto antes la publicación de La Guerra de los
Dos Senderos pero no puedo detenerme y debo seguir mi camino. Me siento
obligado a trasladaros todo lo sucedido con el tío de Miguel y su milicia, parte
que omití de la primera historia para contárosla más detalladamente en esta
segunda entrega.
¡Se me olvidaba! Próximamente os desvelaré otra de las novedades que tengo preparadas para vosotros.
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