Como os prometí en la publicación de Esquemas, hoy os quiero presentar al antagonista de nuestra historia. Al malo. Ex comisario del antiguo régimen, hombre de pocas palabras, oscuros negocios y fascista hasta la médula.
Este individuo se convertirá en la sombra de nuestros dos protagonistas que llegarán a notar en sus nucas su putrefacto aliento. Retornará de los oscuros calabozos de Santa Faz para deshacerse de ellos de una vez por todas. Sucios rojos. Escoria. Estará al acecho para apresarlos en el menor desliz. Su fría mirada penetrará hasta lo más profundo de sus almas descubriendo, a través de sus pupilas, todo lo que sienten. Todo lo que piensan. Andrés Andújar será capaz de resistir varias semanas de torturas hasta convertirse en un supuesto fiel a la II República. Bajo su nueva identidad deberá soportar diariamente los comentarios en contra de las victorias nacionales e insultos hacia los sublevados y, tragando saliva, se armará de paciencia para no ser descubierto. Servirá como espía en nuestra ciudad, desvelando las posiciones de las fábricas de guerra, para que los Savoia las bombardeen posteriormente. Sin percatarse estará vinculado a los dos muchachos debido al lazo que los atará en el transcurso de la historia: un secreto que no podrán desvelar a nadie.
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