Tengo que reconocer que he ido descubriendo, a lo largo de estos años,
que escribir una historia no es tan sencillo cómo imaginaba. Al principio
parecía que todo marchaba por buen cauce, sin problema
alguno,pero empecé a
observar que muchos de los hilos se iban perdiendo por el camino.
Se me
escapaban numerosos detalles y la continuidad de la historia no tenían un claro desenlace. Las sub-tramas, o algunos de los datos más trascendentes,
no llegaban a esclarecerse. La primera mitad de la novela la tenía clara desde el momento que empecé
a escribirla, pero necesitaba situarlo todo, absolutamente todo, para proseguir
adelante. Necesitaba que todos los elementos estuvieran vinculados: las
aventuras de nuestros dos amigos, la desazón de su enemigo (al que os
presentaré más adelante) por deshacerse de los dos protagonistas, calles y
edificios desaparecidos, hechos de la ciudad… Conforme
voy escribiendo y documentándome, intento terminar los esquemas de los últimos
capítulos. Sí, esquemas para que no se me despiste ni el más mínimo detalle. Los
resúmenes que tengo de los actos, los voy desgranando para que todo quede unido
y tenga una mejor cohesión. Son el esqueleto que mantiene la estructura de la historia. Su
columna vertebral. Una vez que lo tenga todo formado, seguiré escribiendo esta
apasionante historia acaecida en tiempos de guerra. Espero no tardar mucho
tiempo en terminarla. Aprovecho en este post, para agradeceros toda vuestra
atención y todos los ánimos que me estáis transmitiendo para continuar hacia adelante.
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