Fragmentos de La guerra de los dos senderos



Apreté la radio sobre mi pecho, pese a los brazos dormidos, y eché a correr preso del miedo.
Claudio, por el contrario, se detuvo de espaldas al individuo a mitad de la escalinata. Siempre solía decirme que si lo iban a matar lo haría de cara a su enemigo, para poder mirarle a los ojos, y nunca en el suelo tras un tropiezo de los suyos. Me detuve y decidí bajar hasta la mitad de la escalera para quedarme junto a Claudio. La gran figura de carnes caídas apareció envuelto en sombras sin descubrirse su identidad...




Si te interesan más historias como esta, échale un vistazo a mi blog El camino de escribir o puedes seguirme en mi página de Facebook rafaelsegura80.

Comentarios

Publicar un comentario