Tras
darle mil vueltas a esta historia me lo voy a jugar todo a una carta. Doble o
nada. Prefiero contar todo lo sucedido en nuestra ciudad, para luego más tarde
desarrollar con muchos más detalles los días de penurias en el frente de
Teruel.
No he dejado de lado el sendero que desde el primer día escogí
para escribir esta novela. Sí que es cierto, que paso a paso me he ido
introduciendo en el Alcoy de los años treinta, y he descubierto hechos que
desconocía por completo. También he de confesar que me ha cautivado aquella
ciudad con las calles, de casas amontonadas, abarrotadas de gente, del mismo
modo que estaban sus industrias. Tracé un plano de la época extraído del libro
de los artesanos Abad y Segura: “Alcoy sus calles y su historia”. Al obtener el
mapa con sus nombres y la situación correcta de las calles, empecé a revisar
fotos y archivos para emplazar la historia, llena de sorpresas, de los dos
jóvenes amigos. Trataré de reproducir al máximo aquel Alcoy en plena Guerra
Civil, esperando que un día u otro, aparecieran los Savoia S-79 por el este de
la ciudad para borrarla definitivamente del mapa.
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