Es el primer domingo de abril y la mayoría de soldados tienen el día libre. Muchos de ellos se lo han tomado como si se tratase de un festivo en su ciudad y estuviesen a punto de ir a recoger a sus novias. Algunos de los milicianos lavan sus ropas y mantas en la pequeña aguada que hay cerca de los parapetos. Antonio y sus compañeros aprovechan para lavarse y quitarse la mugre que se les va pegando al cuerpo. El sol primaveral empieza a calentar y eso les levanta el ánimo a pesar de la quietud que existe en el frente. Cada uno disfruta del momento sin ser consciente de que alguien les estará vigilando detrás de los espesos matorrales.
Es el primer domingo de abril y la mayoría de soldados tienen el día libre. Muchos de ellos se lo han tomado como si se tratase de un festivo en su ciudad y estuviesen a punto de ir a recoger a sus novias. Algunos de los milicianos lavan sus ropas y mantas en la pequeña aguada que hay cerca de los parapetos. Antonio y sus compañeros aprovechan para lavarse y quitarse la mugre que se les va pegando al cuerpo. El sol primaveral empieza a calentar y eso les levanta el ánimo a pesar de la quietud que existe en el frente. Cada uno disfruta del momento sin ser consciente de que alguien les estará vigilando detrás de los espesos matorrales.
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