He
pensado en que me gustaría desvelaros algunos de los secretos de mi trabajo:
donde y cuando escribo; que suelo hacer para escribir, para pensar en nuevas
ideas, para investigar…
Hoy os
contaré mi rutina que utilizo para trabajar en mis manuscritos.
Normalmente
acostumbro a escribir después de cenar. Para mí es el mejor momento del día: la
calle está tranquila, los ruidos disminuyen y la calma reina por doquier. Mi
rutina ronda entre las dos y tres horas diarias y los fines de semana suelo descansar.
Cuando
empecé a escribir La guerra de los dos
senderos, lo hacía a todas horas. Sin respiro alguno. Estaba deseando en
llegar a casa (por aquel entonces vivía solo) y ponerme delante del ordenador
para aporrear el teclado sin parar. Poco a poco fui dándome cuenta de que todo no
se basaba en escribir. Tenía que investigar, repasar textos y, lo más
importante, cerrar todas las tramas que iba elaborando precipitadamente.
Tampoco
soy de los que se espera a que las musas llamen a la puerta para empezar a redactar.
Me he dado cuenta que cuando empiezas a escribir, y a meterte en la historia,
empiezan a surgir todas las ideas.
Poco a poco seguiré descubriéndoos mi "pequeño mundo particular".
Me encanta poder sacar una historia y que todo este tan conectado aunque al principio no lo parezca,parece tan fácil y hay un trabajo enorme detrás
ResponderEliminar¡Efectivamente! Parece fácil, pero no lo es.
Eliminar¡Muchas gracias por tu comentario!