Punto muerto



Demasiada información. Debo parar para ordenar datos, lugares y fechas históricas. Pero algo me dice que no me tengo que detener aún. Hay que recabar un poco de información más para averiguar si hay algún movimiento de la tropa.
No. Esa voz interior me intenta jugar una mala pasada. Me detengo y observo desde lo alto de Puerto Escandón. Allí, con el frío de marzo y bajo una gran nevada, los soldados se quejan que en la retaguardia se vive muy bien. En los parapetos de la conocida línea de Pancho Villa se pasa mucho frío. Y hambre. A los pocos periodistas que visitan las trincheras les piden algo de tabaco. El paso desde Zaragoza está cortado por el ejército sublevado y la poca comida que llega es para los soldados nacionales instalados aún en Teruel. Me recorre un escalofrío al pensar cómo terminará todo esto. O nos atacan los nacionales, o moriremos de hambre y congelados. Sigo meditando. Me siento y empiezo a ordenar todos los datos. Reviso el capítulo y me fijo que algo no cuadra. No pasa nada, este viaje está, y estará, lleno de sorprendentes revueltas por donde ya habré pasado y me tocará volver sobre mis propios pasos hasta encontrar el punto clave de la historia.



Comentarios

  1. ¡Estoy seguro de que lo encontrarás, Rafa! Desde luego, estás bien metido en la historia :o)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario